En la última década ha ido aumentando el interés
por el estudio del envejecimiento en el perro.
Los propietarios de mascotas senior suelen acudir al veterinario con
problemas de comportamiento, a menudo el conocimiento sobre las alteraciones
cognitivas en perros causadas por la edad es limitado, y hay muy pocas
herramientas terapéuticas que sean de ayuda y estén a nuestro alcance.
En medicina humana, se entiende por demencia a una
variedad de síndromes que se caracterizan por una pérdida progresiva de la
capacidad intelectual que incapacita a la persona que los sufre para realizar
tareas comunes de la vida. La enfermedad más frecuente y conocida de demencia
en personas es el Alzheimer.
No se ha establecido una definición clínica de la
demencia en perros. Sin embargo, hace tiempo que se ha identificado una
sintomatología similar a la demencia humana en perros. Se ha comprobado que síntomas como alteración
de la interacción social con los propietarios, alteración del ciclo
sueño-vigilia y de los niveles de actividad, eliminación inadecuada en casa y
desorientación empiezan a menudo cuando nuestro compañero llega a los 11-12
años. Más del 50% de los perros de entre 15 y 16 años presentan al menos alguna
de estas alteraciones.
Hay estudios que han demostrado que en perros
durante el envejecimiento se producen unos cambios neuroanatómicos que se
asemejan a los sucedidos en humanos, la resonancia magnética nos ha permitido
observar una reducción del volumen cortical relacionado con la edad, así como
una hipertrofia de los ventrículos. Esto nos hace pensar que pueda haber
degeneración neuronal. Todavía hay pocos estudios que hayan podido cuantificar
de forma fiable esta pérdida de neuronas.
De la misma manera se ha detectado un descenso del
flujo sanguíneo cerebral y del metabolismo de la glucosa en perros con la edad,
estos factores metabólicos también son muy importantes para la cognición.
Obviamente, existen diferencias individuales, de
este modo los perros de edad avanzada podrían dividirse en individuos con
incapacidades cognitivas, incapacitados por la edad e incapacitados graves.
Sería comparable en humanos a un envejecimiento normal, con incapacidades
cognitivas moderadas y con demencia, respectivamente.
Aunque
no se trata de una patología que podamos curar con un tratamiento, hoy en día
existen fármacos que pueden ayudar y mucho a retrasar o enlentecer la aparición
de estos síntomas en los perros. Lo más
importante es asimilar que nuestro compañero ha envejecido, quizá más rápido de
lo que desearíamos, y ponernos manos a la obra para que esta etapa siga siendo
igual de feliz y reconfortante tanto para el perro como para el propietario.
Blanca Barrio
*imagen mundoperros.com
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