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Acostumbrar a la manipulación en casa.
Aprovecharemos cuando nuestro amigo esté relajado para tocarlo tal y como lo
haría el veterinario.
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Ejercicio. Muchas veces acudir al
veterinario después de un buen paseo ayuda, ya que llegará más cansado y por lo
tanto relajado.
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Empezaremos desde el viaje. Este tiene
que ser tranquilo, si necesitamos el coche, conviene tener a nuestro perro
acostumbrado a viajar en coche, y no solo para ir al veterinario. Así mismo
fijaremos bien el trasportín para evitar sustos, etc.
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Premios cada vez que vaya. Podemos
reservar sus chuches favoritas para que asocie este momento con algo agradable.
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Evitar movimientos bruscos que puedan
asimilar con una amenaza en la consulta. Cambiaremos estos movimientos por
caricias y masajes suaves.
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Debemos estar tranquilos, si nosotros
nos ponemos nerviosos él lo notará.
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Si necesita bozal es importante
educarlo y usarlo en otros momentos, y
no solo al ir al veterinario.
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Acudir con frecuencia. Lo suyo sería
pasear de manera rutinaria por la zona, acudir en pequeñas visitas simplemente
a saludar, pesarlo o comprar sus cosas, pipetas, pienso… de esta manera lo
asimilará con la monotonía.
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Adaptil spray, collar o comprimidos, se
trata de un producto novedoso, a base de feromonas que nos ayudará para que
nuestro compañero se sienta más tranquilo y protegido. Prueba a rociarlo en el
trasportín, coche, mantita, juguete e incluso en la correa.
Esperamos que estos pequeños trucos os sirvan de
ayuda para hacer la visita al veterinario lo más agradable posible.
Fuente imagen (http://www.interzoo.es/)
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