viernes, 28 de abril de 2017

LA PROCESIONARIA, UNA AMENAZA PARA LOS PERROS



            El contacto de la procesionaria con nuestro amigo canino se considera una de las urgencias veterinarias más comunes en los meses de Primavera. Estos insectos son lepidópteros nocturnos cuyo nombre científico es Thaumatopea pytocampa, conocidos comúnmente como orugas del pino o procesionarias (nombre derivado de la típica manera de desplazamiento formando una hilera durante la fase larvaria).

            En la fase de larva esta oruga está cubierta de pelos urticantes que se desprenden y flotan en el aire. La inhalación de esos finos pelos puede producir irritación en oídos, nariz y garganta, así como intensas reacciones alérgicas. Muchas veces, nuestros amigos peludos, movidos por la curiosidad, cogen alguna de estas orugas, las pisan o las lamen. El pelo urticante de la oruga se clava primero en la piel actuando como un arpón que contiene una ampolla de tóxico que provoca la liberación de histamina y la reacción alérgica consecuente del perro. Es importante tener en cuenta que si el animal ingiere las orugas o la zona afectada de la lengua es muy grande, puede llegar morir.

 

CICLO DE LA PROCESIONARIA

            Durante el verano, la mariposa de la procesionaria, pone los huevos sobre las acículas del pino, y aproximadamente al mes, salen las larvas que empiezan a alimentarse y a construir sus nidos. Al llegar el invierno construyen el verdadero nido. Cuando llega la primavera, o finalizando el invierno, las orugas descienden en fila al suelo, se entierran y forman sus crisálidas. Siendo esta la época realmente peligrosa para nuestros perros.

 

SINTOMAS

            Los signos más comúnmente observados son excitación, ptialismo y sialorrea (salivación excesiva), dolor, prurito (picor) facial, inflamación edematosa de labios y cavidad bucal (lengua hinchada) e incluso de la cabeza en general, pudiendo llegar a aparecer vómitos.

            La evolución normal si ha habido contacto con lengua u otra parte de la mucosa oral, es que la zona afectada de ésta se necrose (se muera el tejido) y que la zona afectada termine desprendiéndose. En los casos más graves se ve afectada la laringe, faringe e incluso el estómago, si el perro ingiere la oruga o nido de esta, siendo necesaria en la mayoría de los casos practicar una traqueotomía para evitar la asfixia producida por la inflamación.

 

TRATAMIENTO

            Se debe instaurar lo antes posible, es una URGENCIA. La primera medida antes de acudir al veterinario incluso, es lavar muy bien la zona afectada con agua caliente, ya que el calor inactiva la toxina. Es muy importante actuar con rapidez y no frotar la lengua ya que podríamos romper los pelos que contienen la toxina y empeorar la situación.

            Tras esto, hay que ACUDIR URGENTEMENTE AL VETERINARIO para que, tras valorar la gravedad del caso, se pueda instaurar el tratamiento adecuado, normalmente con corticoides de acción rápida (dexametasona, succinato de metilprednisolona), intravenosos o intramusculares, asociados o seguidos en los días siguientes por antihistamínicos, también hay que considerar el uso de antibióticos  y analgésicos.


PREVENCIÓN

            Como siempre es mejor prevenir que curar, recomendamos que en primavera, se eviten los paseos por parques o zonas donde se observen pinares, nidos o hileras de procesionarias. Si en nuestro domicilio existen nidos, podar las ramas y quemar los nidos para evitar la eclosión de las larvas.

 

BIBLIOGRAFÍA

Paolo Stefano Marcato (2002), Patología Sistematica Veterinaria

Nelson, R. and Couto, C. (2014). Small animal internal medicine. 1st ed. St. Louis: Elsevier Mosby.

Veterinaria, A. (2017). La procesionaria del pino. [online] Argos Portal Veterinaria. Available at: http://argos.portalveterinaria.com/noticia/2456/ARTICULOS-ARCHIVO/La-procesionaria-del-pino.html






María Escobar González, DVM.

Hospital Veterinario Eme.



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