Cuando los ejemplares son jóvenes se pueden mantener juntos,
siempre evitando altas densidades. Cuando van creciendo se vuelven agresivas
entre ellas y los machos pueden llegar a provocar graves mordeduras a las
hembras.
Las medidas mínimas de la instalación para estas especies serán un
recipiente con una parte acuática y una parte terrestre tomando como unidad de
medida el caparazón de nuestra tortuga de 5 caparazones de largo x 3 de ancho x
1,5 de profundidad de agua. Sobre la parte terrestre deberíamos poner una
fuente de calor ya que estos animales comienzan el día asoleándose en la tierra
o sobre la superficie del agua, dicha fuente puede ser una lámpara de
infrarrojos o de cerámica. La fuente de calor debería estar conectada a un
termostato de forma que al pasar de 35-40 grados (punto de fuego) se desconecte
y al bajar de esta temperatura se active. Se le puede bajar la temperatura
hasta 22-25 grados por la noche. Para asegurarnos de que la fuente de calor es
efectiva deberíamos poner un termómetro debajo de la lámpara y otro en el
extremo opuesto del acuaterrario, de esta forma conseguiremos un gradiente
térmico y nuestra mascota podrá elegir la temperatura a la que desea estar en
cada momento. La parte terrestre deberá ocupar entre 1⁄4 y 1/3 de todo el
terrario.
El agua deberá estar a unos 24-26 grados. Según el tamaño del
alojamiento esto se puede conseguir con las propias lámparas caloríficas o
poner un calentador de acuario que ya viene con termostato.
Como substrato para la parte acuática podremos usar cantos rodados
de un buen calibre según el tamaño de la tortuga y que en ningún caso puedan
comer. No son substratos adecuados la arena de acuario o tierra ya que el
animal lo puede ingerir y provocarle obstrucciones intestinales.
Es bueno sacarlas a tomar el sol cuando tengamos buenas
temperaturas exteriores. Si hacemos esto durante 3 horas al día en verano nos
podremos ahorra las lámparas U.V.B. que se venden para reptiles, siempre que la
luz solar sea directa, sin atravesar plásticos o cristales.
No es bueno dejar a las tortugas durante horas en seco ya que pueden sufrir el
riesgo de deshidrataciones y daños renales.
La hibernación para las tortugas de estos géneros que proceden de
climas subtropicales (Florida y alrededores) no es recomendable. En ningún caso
deberíamos dejar a nuestras tortugas jóvenes (de menos de 10 cm de longitud o
menos de 5 años de edad) hibernar, y en adultos solamente estaría indicada una
ligera hibernación si quisiéramos criar con ellas.
El mantenimiento de las tortugas acuáticas es extremadamente
sencillo siempre que hagamos una pequeña inversión inicial (como en la mayoría
de los reptiles).
DVM Giorgio Gavazzi
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